Entonces En 2015 nació el bipartidismo en Españala gente se está acostumbrando, cada vez, a las películas de miedo.
Circulan, a veces por ello, metáforas monstruosas para calificar los dos modelos de coalición, ideológicamente opulentos, que triunfan en España.
Tras la apertura del resultado electoral de este domingo, no queda tan claro cuál de las dos coaliciones podría llegar al Palacio de la Moncloa, si la aritmética no se encapricha más de lo que lo hizo este domingo 23. Porque será precisamente convocante una mayoría, propia o emparchada, de 176 deputados para esquivar el bloqueo que podría desembocar en una repetición electoral. Otro fantasma que sobrevuela.
El paso que seguirá será la conformación de las Cortes, prevista para los medios de comunicación en agosto. Una vez que los nuevos diputados integren el Parlamentoel rey convocará a los portavoces de los grupos parlamentarios para saber si hay algún candidato con posibilidad de negociar con los apoyos necesarios para ser investido presidente por el Congreso.
Si existe este candidato, Felipe VI pedirá convocar la sesión de investidura. Si en ninguna ronda se lograron los apoyos, se deben realizar nuevos comicios.
Uno de los modelos de coalición, las izquierdas, es el gobierno de frankensteincomo la derecha bautizó a la alianza PSOE y Unidas Podemos que en 2020 convirtió en gobierno con el empujoncito que le otorgaron los partidos independentistas catalán y vasco.
Suspendido
Y el llaman Frankenstein aludía a estos personajes vivos gracias a los injertos de cadáveres que la inglesa Mary Shelley convirtió en novela a principios del siglo XIX.
El otro monstruo que aspira a grabar el destino de España es el gobierno Nosferatuasí llamado por quienes si se compromete a agitar el temible fantasma de la coalición que podría encarnar el Partido Popular y la ultraderecha de Vox a nivel nacional.
el suspendido Fue l’ingrediente demoledor se vio en la película que, más que miedo, destrozó los nervios de los 37,5 millones de españoles que puedes votar.
Y sí, la derecha levantó más votos, el bloqueo de la izquierda, abroquelando partidos regionalistas e independentistas y rascando hasta la última moneda del fondo de los bolsillos, estaría en condiciones de reeditar un gobierno de coalición progresista.
Que Pedro Sánchez podría costar mucho más caro que antes, a pesar de haber visto de frente en sus ojos cómo el populismo de Unidas Podemos se disolvía en aguas de Sumar, la coalición de izquierdas de Yolanda Díaz, que esperaba recibir más votos de los que recibió.
Durante toda la campaña electoral, con los candidatos y electores acaparando la atención cuando nadie había digerido ni metabolizado los resultados de los comicios municipales y regionales del 28 de mayo, la derecha fue la favorita en todas las encuestas.
Porque sus electores no fallan. Y porque el PP abrió los brazos fraternales a la mayoría de los votantes del partido liberal de centro-derecha Ciudadanos, huérfanos en estas elecciones en las que su partido, internado con reservado augurio, decidió no presentarse.
El bicho raro, que puede no estar motivado para votar en masa, esta vez no se quedo en casa.
El susto de que la ultraderecha si estuvo en el Consejo de Ministerios del Gobierno activó y concentró el voto que en las elecciones municipales se había dispersado en los partidos de izquierda del PSOE que perdieron su representación institucional.
Los pactos
El PP, que había pisado la campaña electoral con el pie derecho, estaba inquieto. No solo porque su candidato, Alberto Núñez Feijóo, ha recriminado a Pedro Sánchez por haber constatado errores y también por la insistencia de Núñez Feijóo en pedir el voto troche y moche “Para no tener que pactar con Vox”.
PP y Vox pactan y pactaron en el nuevo mapa municipal y autonómico que dejó les elecciones del 28 de mayo y esta actitud de Núñez Feijóo ofendió al líder de la ultraderecha, Santiago Abascal.
El candidato de Vox transitó las semanas de campaña respondiendo a un miserable interrogador: ¿Irá el vicepresidente tras Núñez Feijóo?
Clarín se lo preguntó un día después de las elecciones municipales en las que la derecha superó todos los pronósticos.
“Aspiro a que sea otro el que me pida a mi la vicepresidencia”, ironizó Abascal, que este domingo lamenta haber descendido su presencia en el Parlamento; de los 52 diputados que ostentaba, ahora contará con 33.
En la historia electoral española, los cambios de ciclo se anticiparon en las elecciones municipales.
pero la victoria de la derecha en mayo no alcanzó este 23 de julio para poner de pie a un alcalde alternativo al gobierno de la coalición de izquierdas.
“En los últimos años España se convirtió en uno de los países más polarizados del mundo, después de Argentina y de Estados Unidos”, dice el historiador italiano Steven Forti, especialista en derechos contemporáneos.
E de tan polarizados, tal vez los españoles no le teman a Frankenstein ni a Nosferatu. Porque ya los conocen.
Madrid. Correspondiente
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