La Cámara de Representantes de EE.UU. lleva dos semanas descabezada y los republicanos, que gozan de una mayoría mínima, no han sido capaces por el momento de unirse alrededor de un candidato para que la presida. Jim Jordan, el diputado por Ohio que busca convertirse en ‘speaker’, presidente de la Cámara Baja, fue incapaz de cerrar este miércoles la división de la bancada republicana y no consiguió los votos suficientes para hacerse con el cargo.
Era la segunda vez que la candidatura de Jordan, un representante del ala más conservadora y aliado acérrimo de Donald Trump, era sometida en el pleno de la Cámara Baja y era rechazada. Ocurrió también en la víspera, cuando Jordan recibió el voto contrario de 20 compañeros de bancada, cuando los republicanos solo se pueden permitir cuatro defecciones entre sus filas. En la del miércoles, ese número ascendió a 22.
La segunda derrota de Jordan agrava el caos y la división desatados en el grupo parlamentario republicano el pasado 3 de octubre, cuando una revuelta de legisladores extremistas permitió la expulsión del presidente de la Cámara, Kevin McCarthy. Era un castigo a McCarthy por haber acordado con la Casa Blanca de Joe Biden un acuerdo temporal en la ley de gasto para evitar el cierre del Gobierno. Ese grupo de diputados se aprovechó de la mayoría escasa que tienen los republicanos para complicar la investidura de McCarthy el pasado enero -forzaron hasta quince votaciones- y para extraer concesiones amplias. Entre ellas, la posibilidad de someterle a una moción de censura en cualquier momento, lo que acabó por derribarle.
La salida de McCarthy no cerró las divisiones entre los republicanos, sino que las dejó todavía más al descubierto. El primer candidato elegido por la mayoría de su grupo parlamentario para sustituirle, Steve Scalise, no contó con apoyos suficientes en el pleno la semana pasada. Muchos de quienes se opusieron fueron republicanos que habían votado a favor de Jordan -que perdió por poco ante Scalise- en la votación interna.
Scalise comprobó que no tendría suficiente soporte y se echó al costado en el intento de conseguir la presidencia. Ahora lo está intentado Jordan sin éxito, descarrilado por diputados, la mayoría moderados, que no confían en él como presidente de la Cámara de Representantes, un cargo de la máxima importancia en EE.UU., el segundo en la línea de sucesión al presidente, Joe Biden, tras la vicepresidenta, Kamala Harris.
Agresivo
Jordan es un legislador agresivo, pieza central del Freedom Caucus, el subgrupo parlamentario republicano conservador que se ha destacado por oponerse a los procedimientos convencionales de su bancada. Se alineó sin ambages con los ataques de Trump a los resultados de las elecciones presidenciales que perdió en 2020 y ha sido uno de sus látigos en el Congreso como presidente de la Comisión Judicial de la Cámara Baja.
Varios diputados criticaron la campaña de fuerza de Jordan y su equipo para doblegar su voluntad, con amenazas de presentar candidatos alternativos en primarias en sus distritos o compartiendo la información de su oficina para que les presionaran los votantes republicanos. «Las amenazas e intimidaciones no cambiarán mis principios y mis valores», dijo al respecto la diputada Jen Kiggans, que votó en contra.
La salida de McCarthy no cerró las divisiones entre los republicanos, sino que las dejó todavía más al descubierto
El panorama ahora es incierto. Tras la derrota, Jordan aseguró que seguirá intentando conseguir el apoyo de los republicanos. Otros, mientras, se planteaban elegir por ahora al ‘speaker’ interino, Patrick McHenry, o ampliar sus poderes durante esa interinidad. Sin un presidente elegido por los legisladores, la Cámara apenas tiene capacidad de impulsar legislación. Entre los asuntos más urgentes, están paralizados la aprobación de un paquete de ayuda a Israel y las negociaciones para evitar un cierre gubernamental el mes que viene.