Varios expresidentes chilenos dan la voz de alerta por el rumbo de propuesta constitucional

Un grupo de senadores de derecha ha presentado en el Congreso un proyecto de reforma constitucional que establece que, tras el 17 de diciembre, sin importar el resultado del plebiscito, se dé cierre al proceso constitucional en Chile.

La iniciativa parece ser una señal categórica del temor que se expande entre los dirigentes políticos de que la segunda oportunidad en curso puede concluir en un nuevo rechazo ciudadano al texto que presente el Consejo Constitucional (CC). El primero tuvo lugar en septiembre de 2022 cuando se desechó la carta elaborada por la Convención Constitucional.

Tras el término de las votaciones en las cuatro comisiones, donde el Partido Republicano junto a Chile Vamos logró imponer la mayoría de sus enmiendas, los consejeros oficialistas manifestaron su preocupación por los profundos cambios que se introdujeron al anteproyecto elaborado por la Comisión de Expertos.

Ahora los 50 consejeros tendrán tres semanas para ratificar en el pleno todo lo obrado, pero se llega a esa instancia emplazados por una serie de líderes que han manifestado su preocupación por el rumbo que ha tomado el proceso.

El domingo, en entrevista televisiva, el presidente Gabriel Boric declaró tener «una sana mezcla de optimismo de la voluntad y pesimismo de la inteligencia», pero que lo que se ve hasta ahora se «aleja de la posibilidad de tener una Constitución que sea una casa común para la mayoría de los chilenos».

Un estudio elaborado por el Centro de Estudios Públicos (CEP) clarifica qué pasó en comisiones, donde de las más de mil enmiendas presentadas se votaron solo 635 de ellas.

Los 17 consejeros oficialistas presentaron 117 enmiendas al anteproyecto, y de estas se rechazaron un total de 102. Esto evidencia la razón por la cual, en un intento de negociación, el jueves este sector pidió que se retirarán todas las enmiendas para iniciar una nueva discusión, cuestión que no prosperó.

En contraste, a la oposición y sus 33 miembros, le rechazaron un total de106, pero fue muy eficiente en conseguir dejar su huella: el PR consiguió que 64 de sus enmiendas fueran aprobadas; Renovación Nacional un total de 41 enmiendas y la Unión Demócrata Independiente la misma cantidad, es decir, la oposición consiguió visar un total de 146 enmiendas.

Lo preocupante es que de todas las enmiendas aprobadas solo 18 contaron con los votos de los 50 consejeros.

Plebiscito

A partir de un tuit del candidato presidencial José Antonio Kast, donde indicó que «si el PC y el Frente Amplio están con contra, es positivo para Chile. Vamos por buen camino», los analistas señalan que el PR está apostando por que el oficialismo se juegue el rechazo el próximo 17 de diciembre en el plebiscito. Leen que para los republicanos eso facilitaría el camino para la aprobación, más cuando los comicios pueden ser, nuevamente, una evaluación del Gobierno que no repunta en popularidad (se mantiene en un 28% de apoyo).

Pese a ello, ya tres expresidentes han levantado sus voces frente a lo que se está votando. Eduardo Frei, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera lo han manifestado abiertamente en las últimas horas.

La exmandataria declaró estar «muy preocupada». «Hay varios síntomas que sugieren que podemos fallar en darle una buena y nueva Constitución al país. Veo que nuevamente, como en una revancha, los legítimos triunfadores en las elecciones del consejo pretenden imponer su peso para darle señales identitarias a sus electores», dijo.

Bachelet afirmó que, al parecer, el CC no aprendió la lección que hizo fracasar el primer proceso y que, si el PR persistía, la verán a ella marchando junto a las mujeres en la defensa de sus derechos (la oposición ya rechazó la enmienda que establecía paridad en el Congreso).

En la misma línea, Piñera dijo que «una constitución no puede pretender reemplazar lo que es el sentido común de la comunidad y tampoco puede confundirse con pretender fijar para siempre el destino del país».

Demandó que el texto sea fruto de un acuerdo amplio y sólido para que sea aceptado por todos. Indicó que se está agotando el tiempo para lograr ello y advirtió que «no tenemos derecho a fallar» a los chilenos.

No tirar la toalla

También han manifestado su preocupación los líderes de RN y la UDI, senadores Francisco Chahuán y Javier Macaya, que no ven con buenos ojos la imposición de los republicanos. Sin embargo, en comisiones, los consejeros de Chile Vamos siempre votaron en bloque con el PR.

Pese a todo, Bachelet llamó al oficialismo a «no tirar la toalla antes de tiempo». El pleno comienza sus votaciones este viernes y a partir del 7 de octubre deben empezar a zanjar las diferencias con la Comisión de Expertos. El 7 de noviembre deben entregar el texto final a plebiscitar.

La presidenta de Evopoli y a la vez consejera, Gloria Hutt, sí apuesta por que en el pleno se logren retirar algunas enmiendas que definitivamente hacen ruido en la derecha como la eliminación del impuesto a la primera vivienda.

El exconvencional del mismo partido, Hernán Larraín, planteó la necesidad de que los consejeros de su sector tengan «carácter» para frenar las enmiendas (republicanas) que son claramente ideológicas o que debieran ser políticas públicas por ley.

Pulso Ciudadano desveló que el 59,7% de los chilenos tiene poco o nada de confianza en este proceso

Chahuán y Macaya han dado luces de que están haciendo gestiones ante sus consejeros. Arturo Squella, presidente del PR, en todo caso, advirtió que se retrocederá en muy pocos puntos. «La libertad se instaló en los principales derechos sociales y tenemos que respetarlo. Si alguien tiene los pantalones para decirle a la gente que pretende no darle libertad de elección en materia de salud, olvídense de una nueva Constitución», señaló.

En todo caso, las encuestas ya advierten que esta segunda oportunidad va cuesta arriba. Pulso Ciudadano desveló que el 59,7% de los chilenos tiene poco o nada de confianza en este proceso, mientras que Plaza Pública indica que el 46% prefiere quedarse con la Constitución de 1980 y un 53% se inclina a rechazar en diciembre lo que presente el Consejo.